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Un error sagrado

En la traducción que San Jerónimo hiciese del Nuevo Testamento, en el libro de San Mateo, puede leerse el siguiente fragmento: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos”.

El problema es que San Jerónimo, el traductor del texto, interpretó la palabra “Kamelos” como “camello”, cuando, en realidad, en griego “Kamelos” se refiere a una soga gruesa con la que se amarran los barcos a los muelles.

En definitiva, el sentido de la frase es el mismo, pero ¿cuál les parece más coherente?